La Violencia del Régimen en las Cárceles: Historias de Tortura y Humillación

CUBA HOY

Hoy, Día Internacional de los Derechos Humanos, el mundo debe voltear la mirada hacia las oscuras celdas de Cuba, donde el régimen castrista perpetúa un sistema de terror contra quienes desafían su autoridad. Desde las protestas del 11 de julio, cientos de cubanos han sido detenidos y encerrados en condiciones inhumanas. Lo que ocurre tras las rejas es una muestra clara de la naturaleza represiva y cruel del sistema que oprime a la isla desde hace más de seis décadas.

Entre los testimonios más estremecedores está el de Andy García Lorenzo, un joven de Santa Clara que fue arrestado por participar pacíficamente en las manifestaciones. Su familia denunció que Andy ha sido víctima de golpizas, aislamiento y privación de alimentos como castigo por negarse a colaborar con la Seguridad del Estado. Sus cartas desde la prisión revelan el horror de un sistema carcelario diseñado para quebrar el espíritu de los opositores.

Otro caso es el de Daniela Rojo, madre de dos hijos y activista del grupo Archipiélago, quien fue detenida tras las convocatorias para la marcha cívica del 15 de noviembre. Durante su reclusión, Daniela fue sometida a interrogatorios constantes, amenazas de perder la custodia de sus hijos y condiciones insalubres. Su testimonio, tras ser liberada, expuso las tácticas de manipulación psicológica que utiliza el régimen para silenciar a las voces disidentes.

Los menores también han sufrido esta brutalidad. Adolescentes arrestados tras el 11J, como Brandon David Becerra Curbelo y Rowland Jesús Castillo, han sido enviados a cárceles de máxima seguridad, donde son tratados como criminales peligrosos. Las denuncias de sus familias incluyen golpizas, amenazas constantes y la negación de visitas.

Organizaciones internacionales han señalado que las condiciones en las cárceles cubanas violan las normas básicas de derechos humanos. Los presos políticos, en particular, son sometidos a castigos ejemplarizantes para desmotivar a otros ciudadanos de alzar la voz. Desde celdas infestadas de ratas hasta la prohibición de recibir medicamentos esenciales, el régimen utiliza todos los recursos posibles para infligir sufrimiento físico y psicológico.

El gobierno cubano insiste en que no hay presos políticos en la isla, una afirmación cínica que contradice las decenas de testimonios y denuncias de organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Para el régimen, cualquier acto de disidencia es un delito, y sus cárceles son la herramienta para aplastar cualquier intento de cambio.

En este día, cuando el mundo celebra los derechos humanos, es crucial recordar a los presos políticos cubanos y exigir su liberación inmediata. Cada segundo que pasan en esas celdas es una mancha en la conciencia de quienes aún intentan justificar al régimen de La Habana.

La libertad llegará a Cuba, y cuando eso suceda, las historias de quienes sufrieron en silencio serán el testimonio más poderoso de una lucha que nunca debió ser necesaria.

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