El 18 de mayo de 2021, Maykel Castillo Pérez, conocido como “Osorbo”, fue arrestado en su hogar en La Habana por agentes de la Seguridad del Estado. Desde ese día, su libertad quedó truncada, y el régimen demostró una vez más su intolerancia hacia cualquier figura que se convierta en símbolo de resistencia y lucha por la libertad en Cuba.
Osorbo, rapero y activista, es coautor de “Patria y Vida”, el himno que ha inspirado a miles de cubanos a exigir el fin de la dictadura. Su arresto fue el desenlace de meses de acoso, vigilancia y amenazas por parte de las autoridades, que veían en él no solo a un artista, sino a una amenaza directa para el régimen.
El rapero había sido detenido en varias ocasiones anteriormente. En abril de 2021, protagonizó un acto de resistencia en La Habana cuando logró zafarse de un intento de arresto, quedándose en su barrio y recibiendo el apoyo de vecinos que enfrentaron a los agentes represivos. Ese gesto de desafío público lo convirtió en un ícono aún más visible, lo que probablemente selló su destino.
Tras su arresto en mayo, Osorbo fue acusado de delitos fabricados, como “desacato”, “resistencia” y “desorden público”. Desde entonces, su situación se agravó rápidamente. En prisión, fue sometido a condiciones inhumanas: celdas sin ventilación, atención médica inadecuada a pesar de sus problemas de salud y aislamiento prolongado. La Seguridad del Estado intentó negociar su silencio a cambio de beneficios, pero él se mantuvo firme en sus principios.
El caso de Osorbo evidencia cómo el régimen utiliza las leyes y las instituciones judiciales como herramientas de represión. Los tribunales, lejos de ser independientes, son meros instrumentos de la dictadura para eliminar a quienes desafían su autoridad.
A pesar del encarcelamiento, Maykel no está solo. Activistas dentro y fuera de Cuba han exigido su liberación inmediata. Las campañas en redes sociales y las manifestaciones en ciudades como Miami, Madrid y México han puesto su caso en la mira internacional. Organismos como Amnistía Internacional lo han declarado preso de conciencia, subrayando la arbitrariedad de su detención.
La voz de Osorbo no ha sido apagada. Su obra, especialmente “Patria y Vida”, sigue resonando como un grito de libertad. Su sacrificio personal recuerda al mundo que en Cuba hay hombres y mujeres dispuestos a arriesgarlo todo por un futuro mejor.
El régimen puede encarcelar cuerpos, pero no ideas. Maykel Castillo es una prueba viviente de que la música y el arte pueden ser armas poderosas contra la opresión. Su lucha no será en vano, y su nombre quedará en la historia como un símbolo de resistencia frente a una dictadura que, a pesar de su fuerza, no puede contener el deseo de libertad del pueblo cubano.
Patria y Vida.