Desde los primeros días de la Revolución, el régimen cubano ha visto en la educación una de sus principales herramientas para moldear a las futuras generaciones. Sin embargo, la educación en Cuba no es un espacio de libertad o creatividad, sino un espacio de control. La ideología comunista se ha infiltrado en las aulas, y cualquier forma de pensamiento disidente ha sido rechazada y perseguida.
En 2021, este control sobre la educación se intensificó. En las universidades cubanas, los estudiantes que manifestaban posturas críticas hacia el régimen eran sometidos a represalias, desde la expulsión hasta la represión física. Aquellos que se atrevían a unirse a movimientos de protesta o a exigir reformas dentro del sistema educativo eran considerados traidores a la Revolución.
El régimen utiliza la educación para asegurar que las nuevas generaciones de cubanos no cuestionen su poder. La represión contra los estudiantes no se limita a la persecución física, sino que también se extiende al adoctrinamiento ideológico, en el que los jóvenes cubanos son obligados a aceptar una visión del mundo distorsionada, centrada en la figura del líder y el Partido Comunista.
A pesar de todo esto, la resistencia no ha desaparecido. Los estudiantes, aunque acosados y temerosos de represalias, siguen alzando sus voces. Las universidades cubanas siguen siendo un terreno de lucha, y la esperanza de una Cuba libre no se apaga en los corazones de la juventud.
Patria y Vida.
