El Aumento de la Represión Contra las Mujeres Activistas

CUBA HOY

En este Día Internacional de la Mujer, las mujeres cubanas no celebran, resisten. En un régimen que no respeta los derechos básicos de su pueblo, las mujeres activistas se han convertido en uno de los principales blancos de la represión estatal. En los últimos años, los casos de acoso, amenazas y violencia contra defensoras de derechos humanos, periodistas independientes y madres de presos políticos se han multiplicado, evidenciando la crueldad del castrismo.

La historia de Saily González Velázquez, emprendedora y miembro del grupo Archipiélago, es un claro ejemplo. Saily se convirtió en una de las voces más visibles en la convocatoria de la frustrada marcha cívica del 15N. Desde entonces, ha sido objeto de vigilancia constante, ataques en redes sociales organizados por el régimen y amenazas directas contra su familia. A pesar de todo, Saily sigue denunciando las injusticias, aunque su vida está marcada por la persecución.

También está el caso de Carolina Barrero, historiadora del arte y activista. Carolina ha sido detenida y liberada en múltiples ocasiones por su participación en protestas pacíficas y su trabajo en defensa de los derechos humanos. En febrero de 2022, fue obligada a abandonar el país bajo amenazas directas del Ministerio del Interior. Desde el exilio, sigue alzando su voz, pero su partida forzada es una muestra más de cómo el régimen utiliza el destierro como arma de control político.

Madres como Bárbara Farrat, quien lucha incansablemente por la liberación de su hijo Jonathan Torres Farrat, son ejemplos de valentía en medio del dolor. Bárbara ha sido acosada, vigilada y amenazada por la Seguridad del Estado, pero nada ha logrado detener su clamor por justicia. Su caso pone en evidencia que, en Cuba, incluso el amor de una madre puede ser considerado una amenaza para el régimen.

El castrismo no solo reprime a las mujeres que alzan la voz; también utiliza la violencia de género como una herramienta de intimidación. Activistas detenidas han denunciado acoso sexual, amenazas de violación y humillaciones en los interrogatorios. Estas tácticas buscan quebrar psicológicamente a quienes desafían el sistema, pero también exponen la cobardía de un régimen que recurre a métodos tan viles para mantenerse en el poder.

Hoy, más que nunca, es necesario reconocer y apoyar la lucha de las mujeres cubanas que se enfrentan a la dictadura. Sus historias son prueba de que la resistencia no tiene género ni límites, y de que la libertad de Cuba dependerá, en gran medida, de su valentía.

El mundo debe solidarizarse con estas mujeres. Desde el exilio y las organizaciones internacionales, se debe exigir el fin de la represión y el respeto a los derechos de todas las cubanas. Porque mientras el régimen las persigue, ellas se levantan con más fuerza, desafiando a una dictadura que sabe que su tiempo está contado.

Patria, Vida y Justicia para las mujeres cubanas.

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