El “Che»: pequeño análisis crítico de su “legado” en Cuba

REFLEXIONES

Dos entrecomillados en un mismo título ya son más que suficientes para levantar sospechas sobre la verdadera identidad del susodicho.

Ernesto «Che» Guevara es una figura que polariza las opiniones alrededor del mundo. Para algunos, es un ícono de la rebeldía y el cambio social, mientras que para otros representa el autoritarismo y la represión. Como caribeño, me sumo al segundo, claro.

En el contexto cubano, su legado está lleno de contradicciones: fue uno de los arquitectos principales de la “revolución de 1959”, y responsable de implementar políticas represivas y de tomar decisiones que costaron miles de vidas. Este artículo busca desentrañar las acciones y las ideas de Guevara, sacando a la luz aspectos menos glorificados de su participación en Cuba.

El «Che» antes de la Revolución

Ernesto Guevara nació en Argentina en 1928. Su juventud estuvo marcada por un viaje por América Latina que influyó en su visión política, llevándolo a adoptar un marxismo radical. Antes de unirse a la Revolución Cubana, ya mostraba una inclinación hacia la violencia como herramienta para el cambio social. Sus diarios y cartas muestran su desprecio por el modelo democrático y su creencia en la lucha armada como única vía para alcanzar la justicia social.

El Che en la “revolución cubana: Promotor de la violencia

1. El comandante en la Sierra Maestra

Se unió al movimiento de Fidel Castro en México y rápidamente ascendió a posiciones de liderazgo durante la lucha en la Sierra Maestra. Su brutalidad quedó patente en las ejecuciones sumarias de campesinos y guerrilleros acusados de traición, muchas veces sin pruebas. Estas acciones fueron justificadas como necesarias para mantener la disciplina en las filas rebeldes, pero sembraron el temor entre los propios combatientes.

Tanto así, que muchos se cuestionaban cómo Fidel le hizo comandante de modo informal, y casi de soslayo, al mediados del 57… Aquel reclutado médico en México demostró servir para mucho más en esa guerra.

2. La entrada en La Habana y el control de La Cabaña

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, Guevara fue nombrado comandante de la fortaleza de La Cabaña, donde supervisó personalmente los juicios y ejecuciones de cientos de personas consideradas contrarrevolucionarias. Según varios testimonios y documentos, las víctimas incluyeron exfuncionarios del régimen de Batista, opositores políticos y hasta personas inocentes acusadas sin fundamento.

Sabemos, sentimos, hemos vivido en carne propia, que si hay algo seguro en Cuba, es que nada es seguro. Por lo que las cifras de ejecuciones: Se estima que entre 1959 y 1961, al menos 500 personas fueron ejecutadas bajo su dirección. La mayoría declaradas y justificadas por él mismo.

Métodos brutales: Los juicios eran sumarios, sin garantías procesales, y las sentencias de muerte se ejecutaban rápidamente. Guevara mostraba un desprecio absoluto por los derechos humanos.

En su diario podemos leer sus propias palabras cuando dice que fusilaba porque en una “revolución joven” no hay sitio para encarcelar…

En una carta a su padre, Guevara escribió:

«Tengo que confesarte, papá, que en este momento descubrí que realmente me gusta matar.«

Este comentario refleja su personalidad despiadada y su falta de remordimiento por las vidas que segó.

Las ideas macabras de Guevara: Un dogma de intolerancia

1. Creencia en la violencia como motor de cambio

Veía la violencia como una herramienta legítima e indispensable para la revolución. En su discurso en la ONU en 1964, declaró:

«Fusilamientos, sí; hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario.«

2. El «hombre nuevo»

Guevara promovió la creación del «hombre nuevo», un ciudadano moldeado para anteponer el colectivismo a cualquier interés individual. Este concepto implicaba la erradicación de todo pensamiento crítico o disidente, y justificó la represión de artistas, intelectuales y ciudadanos que no se alineaban con el régimen.

3. Adoctrinamiento económico

Como Ministro de Industria, Guevara implementó políticas económicas desastrosas, basadas en un modelo centralizado y ajeno a las realidades de Cuba. Estas decisiones contribuyeron al estancamiento económico y al empobrecimiento de la población.

El Che y la represión de los derechos humanos

1. Persecución de homosexuales y religiosos

También, como era de esperarse, estuvo entre los principales impulsores de la creación de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado donde se enviaba a homosexuales, religiosos y otros «inadaptados» para ser «reeducados». Estas instalaciones fueron centros de abuso, humillación y sufrimiento para miles de cubanos. Incluso de sus propios seguidores, como es el caso del gran maestro de la Literatura cubana, Eduardo Heras León.

2. El adoctrinamiento cultural

Guevara defendió el control total de los medios de comunicación y la educación, herramientas esenciales para instaurar una ideología uniforme. Esto contribuyó a la creación de un sistema que censura cualquier expresión que no se ajuste a los ideales revolucionarios.

El legado internacional del Che: Exportación de la violencia

No se limitó a Cuba. Sus ideas y métodos fueron exportados a otros países de América Latina, África y Asia, con consecuencias devastadoras. En países como Bolivia, Congo y Angola, su intervención promovió conflictos armados que resultaron en miles de muertes.

Su fracaso en Bolivia, donde fue capturado y ejecutado en 1967, marcó el final de su carrera revolucionaria. Sin embargo, su imagen fue rápidamente idealizada por el régimen cubano y por movimientos izquierdistas internacionales, borrando gran parte de las atrocidades que cometió.

El verdadero legado del Che

La figura de Ernesto Guevara está envuelta en un manto de mitos que ocultan su verdadero impacto. En Cuba, su ideología y acciones dejaron un legado de violencia, represión y sufrimiento. Su visión del mundo, basada en la intolerancia y el autoritarismo, es incompatible con los principios de libertad y respeto por los derechos humanos que él mismo decía defender.

Para la sociedad cubana, desmitificar al Che es esencial para avanzar hacia una comprensión más honesta de su historia. Solo al confrontar las verdades incómodas sobre figuras como Guevara se podrá construir un futuro basado en la reconciliación, la justicia y la libertad.

Hernani.

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