La reciente suspensión por parte del Gobierno de Paraguay del acuerdo de cooperación médica con el régimen cubano en 2024 ha sido recibida con aplausos por organizaciones defensoras de los derechos humanos, como la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC). La medida, considerada un “firme rechazo” a las prácticas abusivas del régimen castrista, representa una condena a las violaciones sistemáticas perpetradas por el gobierno cubano a través de sus “misiones médicas” que, según se ha denunciado ampliamente, están vinculadas a redes de trata de personas y esclavitud laboral.
En un comunicado, la FHRC expresó su apoyo incondicional al presidente de Paraguay, Santiago Peña, por tomar una decisión valiente en favor de los derechos humanos y la dignidad de los cubanos, al suspender el memorando firmado en diciembre de 2024. La organización calificó la decisión como un paso significativo contra el régimen cubano, cuyas “misiones médicas” han sido objeto de denuncias por la explotación laboral de los profesionales de la salud cubanos, sometidos a condiciones infrahumanas de trabajo y violación de sus derechos fundamentales.
Tony Costa, presidente de la FHRC, y Hugo Acha, director de Investigaciones, destacaron la importancia de esta acción del Gobierno de Paraguay, señalando que constituye un ejemplo para otras naciones que aún mantienen relaciones con un régimen que explota a sus médicos y trabajadores, sin respetar su bienestar ni sus derechos básicos. La decisión reafirma el compromiso de Paraguay con la lucha contra las violaciones a los derechos humanos, no solo en Cuba, sino en cualquier parte del mundo.
Las “misiones médicas cubanas”: una forma de esclavitud moderna
Las “misiones médicas cubanas” han sido ampliamente criticadas por organismos internacionales, que las consideran una forma de esclavitud moderna. La ONU, en su informe del año pasado, señaló las graves violaciones de derechos humanos y laborales cometidas por el régimen cubano en el marco de estas misiones. Además de las denuncias sobre trabajo forzoso y condiciones de vida deplorables, los testimonios de los profesionales enviados en misiones a otros países, como Italia, Catar y España, describen situaciones de control extremo por parte del régimen, que incluye la confiscación de pasaportes, restricciones de movimiento, vigilancia constante y acoso físico y sexual.
Tomoya Obokata, relator especial sobre Formas Contemporáneas de Esclavitud de la ONU, ha alertado sobre la persistencia de patrones de explotación que se asemejan a “trabajo forzoso”, tal como lo define la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A pesar de las declaraciones del régimen cubano negando las acusaciones de coacción y represalias, muchos profesionales cubanos se ven obligados a participar en estas misiones debido a la pobreza extrema y la falta de opciones laborales dentro de la isla, lo que convierte la “misión médica” en una trampa de explotación sin salida.
Este tipo de prácticas deben ser denunciadas y visibilizadas, ya que no solo afecta a los profesionales cubanos, sino que también perpetúa un sistema de explotación que, bajo la apariencia de cooperación internacional, viola los derechos humanos fundamentales de los trabajadores. La comunidad internacional, en particular aquellos países que han recibido a estas brigadas médicas, debe tomar medidas concretas para frenar esta grave violación de derechos y apoyar a los profesionales cubanos a recuperar su libertad y dignidad.