Cuba endurece su control sobre las importaciones: Un nuevo golpe contra el pueblo

CUBA HOY

La dictadura cubana ha intensificado su control sobre la importación de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad, afectando directamente a miles de familias que dependen de la ayuda del exterior para sobrevivir. En los últimos meses, la Aduana General de la República de Cuba ha confiscado más de 7 toneladas de alimentos, 280,000 unidades de productos de aseo y 760 tabletas de medicamentos en aeropuertos y puertos de la isla. Esta ola de decomisos no solo demuestra el carácter represivo del régimen, sino que también evidencia su desprecio por el bienestar del pueblo.

El endurecimiento de las restricciones

Desde hace años, el régimen ha mantenido un férreo control sobre la entrada de productos al país, impidiendo que los ciudadanos cubanos accedan libremente a bienes esenciales. La escasez crónica en las tiendas estatales, los salarios de miseria y la inflación galopante han obligado a muchas personas a depender de la importación de productos básicos desde el extranjero. Sin embargo, el gobierno ha decidido incrementar los controles bajo la excusa de combatir el «contrabando comercial».

A pesar de que la exención de aranceles para alimentos, medicamentos y artículos de higiene se prorrogó hasta abril de 2025, las autoridades han intensificado las inspecciones y decomisos. Según la viceministra de Finanzas y Precios, Jenisley Ortiz Mantecón, estas medidas buscan evitar el uso indebido de la flexibilización para actividades comerciales no autorizadas. En realidad, lo que buscan es estrangular aún más a la población y hacerla depender exclusivamente de las migajas que ofrece el Estado.

Las excusas del régimen para reprimir la libre importación

El gobierno cubano justifica sus acciones con argumentos vacíos que solo buscan disfrazar su política de control absoluto. Entre las razones que esgrimen para decomisar los productos se encuentran:

  • Exceder los límites permitidos: La Aduana impone restricciones arbitrarias al peso y volumen de los productos, lo que facilita la confiscación de mercancías sin justificación real.
  • Presunta importación con fines comerciales: Cualquier persona que traiga varias unidades de un mismo producto es considerada automáticamente un comerciante ilegal, sin importar que esos productos sean para el consumo familiar o para ayudar a otros.
  • Falta de permisos sanitarios: En un país donde la crisis de medicamentos es brutal, el régimen impone trabas burocráticas para evitar que la gente pueda traer medicinas que el sistema de salud cubano es incapaz de proveer.
  • Supuestas irregularidades en el empaquetado: Una excusa más para confiscar bienes sin dar explicaciones concretas.
  • Control fiscal: Aunque estos productos están exentos de aranceles, el gobierno se reserva el derecho de decidir qué se puede importar y qué no, utilizando esto como un mecanismo de represión económica.

El impacto en la vida de los cubanos

El aumento de estos decomisos ha generado un profundo malestar en la población. Muchas familias dependen de la ayuda de sus familiares en el extranjero para acceder a productos básicos, pero con la intensificación de estas restricciones, la incertidumbre es cada vez mayor.

Las redes sociales se han convertido en un espacio de denuncia donde los cubanos expresan su frustración y descontento:

«Si el gobierno no es capaz de garantizar la comida ni los medicamentos, ¿por qué nos impide traerlos del exterior?», se pregunta un usuario.

«Nos quieren mantener en un estado de necesidad constante. Hoy permiten, mañana no. Es un juego cruel con nuestras vidas», comenta otro.

El régimen, en lugar de facilitar el acceso a productos esenciales, prefiere reprimir cualquier intento de independencia económica. Al bloquear la importación de bienes básicos, el gobierno mantiene a la población en una situación de dependencia extrema, asegurando así su control absoluto sobre la sociedad.

¿Qué pasará después de abril de 2025?

La incertidumbre sobre el futuro de la exención arancelaria es otro factor que preocupa a los cubanos. Aunque la medida fue prorrogada, no hay ninguna garantía de que se mantenga en el futuro. Es probable que el régimen endurezca aún más las restricciones, limitando aún más el acceso a productos esenciales.

El objetivo del castrismo es claro: mantener a la población sumida en la escasez y el miedo, sin permitirle ninguna alternativa de subsistencia fuera de las miserables ofertas estatales. La intensificación de los decomisos es solo una muestra más de la naturaleza represiva del régimen, que prefiere ver a su pueblo pasar hambre antes que permitirle una mínima autonomía.

El pueblo cubano merece libertad, no represión. La comunidad internacional y los propios cubanos dentro y fuera de la isla deben denunciar estos atropellos y exigir el derecho a una vida digna, libre de las cadenas impuestas por un sistema fallido y criminal. La lucha por la libertad de Cuba sigue más viva que nunca.

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