Raúl Modesto Castro Ruz nació el 3 de junio de 1931 en Birán, en la antigua provincia de Oriente, Cuba. Hijo de Ángel Castro y Lina Ruz, creció en una familia numerosa junto a su hermano mayor, Fidel, y otros hermanos. Desde joven, Raúl mostró afinidad por las ideas comunistas, en gran parte influenciado por su estadía en Europa del Este durante su juventud, donde tuvo contacto directo con movimientos marxistas-leninistas.
Aunque inicialmente permaneció a la sombra de su hermano Fidel, Raúl desempeñó un papel crucial en la Revolución Cubana, sirviendo como su segundo al mando y consolidando su posición como líder militar. Esta relación simbiótica con Fidel lo posicionaría como el sucesor natural del régimen.
Un revolucionario de línea dura
Raúl Castro fue uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio y participó activamente en el asalto al Cuartel Moncada en 1953. Tras el fracaso del ataque y su encarcelamiento, fue liberado gracias a la amnistía de Batista en 1955 y se exilió junto a Fidel en México, donde se prepararon para el regreso a Cuba en el yate Granma.
Durante la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, Raúl se destacó por su disciplina y su enfoque meticuloso en las operaciones militares. Fue conocido por su carácter implacable y su disposición a tomar medidas extremas contra enemigos reales o percibidos, incluyendo la ejecución de prisioneros de guerra y colaboradores del régimen de Batista.
El cerebro militar del régimen
Con el triunfo de la revolución en 1959, Raúl Castro asumió el mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), un puesto que mantendría durante décadas. Bajo su liderazgo, las FAR no solo se convirtieron en un ejército convencional, sino también en un pilar fundamental del control político y económico del régimen.
Raúl implementó una estructura militarizada en todos los aspectos de la sociedad cubana, incluyendo la vigilancia ciudadana y la organización de las Milicias Nacionales Revolucionarias. Además, utilizó su posición para construir un imperio económico controlado por las FAR, que incluyó empresas estatales como GAESA, que hoy domina sectores clave de la economía cubana, desde el turismo hasta el comercio minorista.
La represión bajo su mando
Como Ministro de las FAR y posteriormente como presidente, Raúl fue responsable directo de innumerables actos de represión. Fue un actor clave en la implementación de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), los campos de trabajo forzado donde se enviaba a homosexuales, religiosos y opositores políticos. Estas unidades, activas en la década de 1960, dejaron una huella indeleble de sufrimiento en miles de cubanos.
Raúl también jugó un papel decisivo en las purgas políticas dentro del régimen, incluyendo la ejecución del General Arnaldo Ochoa en 1989. La acusación oficial fue por narcotráfico, pero muchos consideran que Ochoa fue eliminado por representar una amenaza al liderazgo de los Castro.
La transición controlada
En 2006, Raúl asumió el liderazgo del país tras la enfermedad de Fidel, convirtiéndose oficialmente en presidente en 2008. Aunque presentó una imagen más pragmática y abierta al cambio, en la práctica su gobierno fue una continuación de las políticas represivas del régimen.
Durante su mandato, Raúl supervisó la apertura de pequeñas reformas económicas, como la legalización del trabajo por cuenta propia y la posibilidad de comprar y vender bienes raíces. Sin embargo, estas medidas fueron insuficientes y estrictamente controladas, diseñadas más para apaciguar el descontento popular que para generar un verdadero cambio.
El legado de represión y control militar
En 2021, Raúl Castro anunció su retiro como Primer Secretario del Partido Comunista, entregando el liderazgo a Miguel Díaz-Canel. Sin embargo, su influencia sigue siendo palpable en el aparato político y militar del régimen.
El legado de Raúl es el de un líder que consolidó un sistema basado en el control absoluto, donde las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia son utilizados para mantener el poder a costa de los derechos y libertades del pueblo cubano.
Conclusión
Raúl Castro no solo fue el hermano menor de Fidel, sino también el artífice de muchas de las estructuras represivas que han definido el régimen cubano. Su carrera estuvo marcada por la lealtad incondicional al sistema y la disposición a emplear cualquier medio para garantizar su perpetuidad. Aunque se retiró formalmente del poder, su influencia y legado continúan siendo una carga pesada para el pueblo de Cuba.